Al concluir las sangrientas peripecias del Comediante queda clara su implicación en algunos de los acontecimientos más turbios del siglo XX estadounidense, varios relacionados con figuras políticas de primer orden que se suponían entre sus más allegados. Mientras tanto, Ozymandias halla la inspiración para sus planes de futuro, vinculados al Dr. Manhattan —que entonces pone fin a la Guerra de Vietnam bajo la presidencia de Nixon—, además de llevar a cabo una revelación pública decisiva, ayudar a definir el universo de Watchmen tal como es en la obra original y asistir a la entrada en vigor de la Ley Keene, en 1977, que ilegaliza a todo justiciero excepto a Edward Blake y Jon Osterman. Ese año da comienzo la aventura de Rorschach, un Walter Kovacs que, en el pútrido Nueva York de la época, debe afrontar la amenaza del jefe criminal Rawhead... y la del asesino en serie llamado “el Bardo”.
Brian Azzarello (100 balas) se despide en esta entrega de J.G. Jones (Crisis Final) y da la bienvenida a un habitual colaborador suyo, Lee Bermejo (Batman: Condenado). En el mismo ambiente urbano inmortalizado por películas como Taxi Driver o Joker se desarrollan las sórdidas pesquisas de Rorschach, que ambos autores cuentan sin ningún tipo de tapujos, con un estilo descarnado y realista que hace dudar, incluso, que el protagonista llegue con vida a la próxima década para seguir escribiendo el diario con cuyos impactantes pasajes Alan Moore y Dave Gibbons abren el capítulo inicial de Watchmen.