Hiyori vive en un mundo en el que los demonios y los humanos coexisten pacíficamente, aunque estos últimos solo conforman el 10 % de la población. Los primeros son indistinguibles de los segundos excepto por los cuernos que tienen en la cabeza, que crecen o encogen según sus emociones. Como los humanos son tan escasos, hay rumores de que los demonios se los comen debido a su exquisito sabor, por lo que Hiyori esconde el hecho de que es humano a los demás por temor. Sin embargo, un día, Hodaka, un gran demonio con unos cuernos muy protuberantes, detecta el dulce olor de Hiyori y descubre que es humano. A partir de ese momento y para que le guarde el secreto, Hiyori tendrá que dejarse saborear por Hodaka.