Mi señor, ¿fue usted el que estuvo a mi lado...?
En unas montañas habitadas por numerosos dioses ha crecido Shin, que se ha formado para trabajar como mensajero divino y que, como es un chico problemático, siempre ha estado solo. Cuando le asignan una divinidad a la que servir, ¡Shin se encuentra ante una gigantesca bola de pelo! No parece para nada un dios, pero evita que Shin se haga daño al caer de un árbol, amortiguando el golpe con su cuerpo peludito. Poco a poco, los dos van congeniando sin que Shin sepa que comparten un pasado doloroso...
Un dios que primero es una bola de pelo y que después adopta forma humana, y un mensajero con mal genio, pero perseverante... Esta no es la historia de cómo se conocen, sino de cómo se reencuentran.